jueves, 13 de octubre de 2011

DÍA 41. HOGUERA


Eché al fuego las últimas recetas
sobre divagaciones, nieblas y otras tumbas.
Atrás quedaron todas,
bailando con la ausencia
y sus desvestidos amuletos.
Quemé el resto de las fórmulas
y me tendí en los extremos de las horas,
sin más unión que algún retrato.
Ahora habito a la sombra de un jardín
donde re-uso la memoria
en una exaltación de mariposa.

No emplacé este día en los almanaques.
Hasta él sólo me trajo la demanda de luz
: no hay más rehén, no hay más efecto





©Isabel Expósito Morales

De Isla Absoluta, 2005

lunes, 10 de octubre de 2011

DÍA 38. LA LABOR DE NO ESTAR (Fragmentos)

                                                                           Autorretrato
Azotea imborrable sobre un nombre.
Nombre unido al episodio.
Episodio de piel
e historias tragicómicas:


magma que surge inédita.







Me ayudo de la palabra
y vuelo.
Me columpio en los nombres
y no regreso.
Yo y mis versos
en la intimidad de lo disponible

                                                                                       



Ningún ojo ve
como se va la tarde, de puntillas,
para no despertar este infinito estruendo que rodea las cosas.
Nadie observa la red deshilvanándose de las algarabías
:  nadie mira la rosa. 
                                                 

Primer Premio de Poesía Puerto de la Cruz, 1995
Patronato Municipal de Juventud del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz

lunes, 3 de octubre de 2011

DÍA 32. CHOCOLATE


     Chocolate:  esta palabra simboliza mi amor por la cocina; el calor de una llama encendida, encima de la cual hierve el placer que proporciona preparar la comida para los tuyos o para los que has invitado movida por el afecto y la cercanía.  Todo eso, claro,  lejos de la rutina diaria y de la obligación ancestral que ha conducido y conduce a la mujer a los fogones.  Mi madre heredó esta pasión de mi abuela María, yo la heredé de mi madre y mi hija la ha heredado de ambas, añadiendo además el toque  especial recibido de su abuela paterna y su sabor colombiano.  Ella enarbola con orgullo ese testigo pasado generación, tras generación y con él se adueña de vez en cuando del territorio especial de nuestra cocina.  Mi hijo, a pesar de no acercarse al fuego, a la sazón y a las cazuelas, adora la liturgia que acompaña a cada comida especial preparada en la casa y acampa por los predios donde las mujeres somos dueñas, mientras nosotras trajinamos entre sartenes y ollas. Este ritual casi aquelárrico nuestro, del que los hombres de casa son divertidos pero cautelosos testigos, lo que busca finalmente es la sonrisa, el placer, la aprobación de los que se sientan a la mesa.  Sí, una vez servida la comida y nada más los comensales haber empezado a probar los primeros bocados, nuestros ojos inquisidores de brujas sabedoras de mezclas y brebajes, atisban cualquier gesto para adivinar en él, el deleite o la ausencia de él.  Cuando después de ese primer toque de cuchara o tenedor viene un delicioso o aún mejor un hummmm largo e ilustrativo, entonces las brujas cocineras nos repochamos ufanas en nuestros asientos dispuestas, entonces sí, a disfrutar de la mesa como uno más.

     El gusto por la cocina, la comida, el ir y venir de platos, especialidades, sabores viejos, nuevos, seguidos al pie de la letra o improvisados, nos ha regalado con los años y como consecuencia, unas curvas, unos kilos, un cierto envoltorio rafaelino que aceptamos como aceptamos lo que de inevitable tiene el paso del tiempo, tener un lunar en la espalda, o dormir boca abajo.  

Fragmento de  Palabra a palabra   ©Isabel Expósito Morales



domingo, 2 de octubre de 2011

DÍA 31. AD HOC




¡Todo vuelve y retorna eternamente, cosa a la que nadie escapa!"
                                                         Nietzsche
                                                                         


Retorno al país de mis espejos.
Nadie podrá decir que no me quedo.
He vuelto
y no he partido de estos lugares
donde la tierra es lava.
Me quedo en el retorno
y me estoy yendo
al país del regreso.


De  Isla Absoluta, 2005   ©Isabel Expósito Morales

sábado, 1 de octubre de 2011

DÍA 30. TREINTA DÍAS DE BITÁCORA

Convoco a la palabra
porque su oficio es la existencia
en este territorio
que es respirar,
que es arrasar,
que es construir,
que es dirimir,
que es sustraer,
que es transgredir,
que es redimir.