corren las cuentas de alabastro
y suenan los himnos y las sirenas.
Pasan las horas de dos en dos.
Afuera gime el tiempo.
Adentro
sólo clama tu ausencia.
Después nos vamos
sin ti,
instalados aún en el agua
de tu mar que ya no tiembla.
Es precioso Isabel, una despedida muy emotiva y llena de sentimiento.
ResponderEliminarUn beso.
Laura, Isabel, Tanci: El poema nació efectivamente como despedida a alguien muy querido. Hace ya tiempo de eso pero hay días en que las ausencias toman la casa, los pensamientos y hasta se cuelan por estos espacios, sin que yo pueda poner remedio. Un abrazo, fieles amigas.
EliminarQuiero creer que es un adiós al mar, al añorado mar, aunque también puedo interpretarlo como un adiós desde el mar a alguien muy querido, a alguien cuyas cenizas se esparcen en la inmensidad salada.
ResponderEliminarEn cualquier caso, muy bonito.
Un abrazo, Isabel.
Laura, Isabel, Tanci: El poema nació efectivamente como despedida a alguien muy querido. Hace ya tiempo de eso pero hay días en que las ausencias toman la casa, los pensamientos y hasta se cuelan por estos espacios, sin que yo pueda poner remedio. Un abrazo, fieles amigas.
EliminarQuerida Isabel. Esas cuentas corren como en un rezo ante el paso inevitable de los años. Inevitable ese correr del tiempo. Y al igual que Isabel Martínez, tengo la impresión que puede ser un adiós de despedida pero con dulce recuerdo. Bello. Un abrazo, amiga.
ResponderEliminarLaura, Isabel, Tanci: El poema nació efectivamente como despedida a alguien muy querido. Hace ya tiempo de eso pero hay días en que las ausencias toman la casa, los pensamientos y hasta se cuelan por estos espacios, sin que yo pueda poner remedio. Un abrazo, fieles amigas.
EliminarTriste y bello a un mismo tiempo
ResponderEliminarUn poema sentido, triste, entrañable...
ResponderEliminarEfectivamente, Isabel, las ausencias permanecen y se hacen presente, en cualquier momento, removiéndote de puertas adentro.
Un cálido abrazo.