viernes, 22 de febrero de 2013

DÍA 294. EN LAS LINDES DE TU PIEL


En las lindes de tu piel,
coloco el roce de mi boca:
mar insinuado que te abarca
y, sin embargo, te diluye. 

En la frontera de tus pies,
rozo el secreto profundo de tus bosques.

Piel y boca:
mapa donde mi hálito te nombra
y te reclama
y te aclama
y se calman
mis perdidas batallas.

En las lindes de tu piel,
tiendo mis anclas
y a tus pies, tiento
a los laberintos que te forman.

Apenas en la lumbre que adivino,
 lindo
los vértices acompasados de tu música.
Allí, cuelgo:
yo péndulo cercano, lejano:
cerca, lejos

y sólo de las caricias que aún no han sido
me sostengo.

Pervivo en tus proximidades;
sólo en ellas soy estremecimiento.