lunes, 10 de septiembre de 2012

DÍA 128. MARÍA





Sentada en la escalera,
cubierta las espaldas
con no sé qué dolores
ni qué sueños,
te recuerdo.
Con la mirada limpia,
pendiente de la sombra
que el damasco
le regalaba al patio.

Las flores de clepsidra
penden de la memoria
y te dibujan para mí,
esta tarde.

Ya son las tres, María.
La sombra apenas empieza
a asomar su algarabía
y aquí estoy yo,
sentada en la escalera de otro tiempo
pensando en ti,
mirándote las manos
curtidas por silencios.

Ocho hijos, María
le obsequiaste a los días
y, los días, pasaron por ti
sin dádivas,
avaros,
con textura de esparto.
Cuánto dolor guardado
a la sombra del árbol.
Cuántos deseos de aire y libertad
cruzaron por tus campos
de adentro.
Cuántas palabras se quedaron
por decir,
marcándote al oído, 
el compás del silencio,

Yo te quise, María
y amé los ojos tristes que una niña no entiende.
Algo de ti regresa esta tarde a mi casa
para que pueda ver tu carita redonda
y el negro riguroso del pañuelo en tu frente.
Y aquí, instalada yo, en el silencio de tus horas,
sentir a la niña que hubo en mí,
jugar con las palabras que no dijo tu boca.



9 comentarios:

  1. Tu escalera del tiempo me ha llevado a María, a tantas Marías que poblaban nuestras infancias con sus miradas tristes y sus gestos cansados.
    Recoges en tus letras la huella de sus silencios y dotas de palabras a quienes apenas podían expresarse. Es encomiable, querida Isabel. Emociona.
    Un beso.

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  2. Tu María es el reflejo auténtico de muchas Marías canarias. Auténtica mirada del paso de los años. En sus ojos, en los ojos de la que ahora recuerda. En la sombra del damasco y en sus frutos aterciopelados. Fruta preferida para paladares exigentes. SEntada en la escalera de los aueños revives ese encuentro sutil entre el recuerdo, la añoranza y los afectos. Los afectos que todo lo llenan. Isabel, una poesía que cuánto más la leo, más me llega al alma.Han sido unas cuántas veces las que he venido a remirarme en esta María tuya que es la mía que me refleja a la mía. Regalada por una amiga herreña tengo tu isla absoluta. Enviada desde el Hierro me regocijo y mi amiga me hizo un porquito más feliz, si cabe. Un abrazo, Isabel.

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  3. Isabel, Tanci, gracias por las siempre generosas lecturas que hacen a mis escritos. La certeza de saber que al otro lado las tengo a ustedes, es garantía para mí, de enriquecedora realimentación. Cariños y abrazos para las dos.

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  4. Escribes que emocionas y me llegan montón de sensaciones, recuerdos...precioso, sí sí.
    Te abrazo grandemente

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  5. Con alegría recibo tu abrazo y tus palabras Virgi.

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  6. Poesía de la buena, de la toca y se queda

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  7. Amé los ojos tristes que una niña no entiende... Maravillosa, sublime, la última estrofa, Isabel. Y todo el poema, lleno de sentimiento contenido y de ternura. Enhorabuena. Un abrazo.

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  8. Un poema que emociona.
    Versos que desgranas con una delicadeza enorme.
    Todos tenemos alguna María en el recuerdo y tú le has dado voz con una maestría maravillosa.
    Esas mujeres que parece que nacieron sólo para parir, luchar y sufrir sin tregua y con la soledad como eterna aliada.
    Enhorabuena, poeta.
    Un abrazo cercano.

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