silenciosamente obligada
a despedirse
o a dejarse llevar por las estelas,
yo
esparzo mis poemas
por el agua:
anclas son
de mis minutos
trágicos,
mágicos,
líricos,
épicos,
densos o parcos.
Como una barca
voy,
como una barca siento,
como una barca...
a la deriva voy,
de la deriva vengo.
Me identifico totalmente con este poema cuando escribo. Ni más ni menos. Un abrazo
ResponderEliminarAprovecho tu visita, Francisco, para indicarte que hace ya algún tiempo que tu blog me impide dejar comentarios. No sé cómo resolverlo. No me gustaría perder esta retroalimentación que supone comentar lo leído, así que agradezco me indiques qué hacer. Gracias por tu visita. Un abrazo.
EliminarComo una barca que te lleva y te trae. No te deja, porque sigue el rumbo que tú misma le has dado. Esa barca llena de minutos, horas, días... a veces de silencios. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEsa barca inmensa, provechosa, lírica, pausada y rauda, me llena el alma mía. Gracias por ese bello poema .
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