Vengo aquí
a detenerme donde escampa,
a aliviarme de tanta lluvia consumada.
Vengo a cerrar la puerta
a los días que trepan
por andamios de agua.
Vengo aquí
a detenerme en el poema,
a hacer como que olvido
mi arsenal en la sombra,
hasta que alguna lluvia
pertinaz
me venza
Las palabras son un buen cobijo, íntimo y sereno.
ResponderEliminarMe gusta venir a tu refugio, un beso grande.
La música de tu poema me da serenidad, me protege, lo siente, Isabel, lo siento.
ResponderEliminarReleo y sus palabras me abrigan.
¡Un gozo!
Un beso agradecido por la belleza.
Tus versos me transportan a ese verbo "guarecer". Tan repetido por mi abuela, tan oído desde niña.Pero es que rezuman paz y cercanía al transeunte. Aquel que la lluvia pertinaz ha cogido de imprevisto y ha pasado largas horas,guarecido,bajo el cobijo de una mano generosa. Muchas veces espontánea, solidaria,cercana, auténtica... Me llegó este poema. Sí. Y mucho. Un fuerte abrazo, amiga.
ResponderEliminarY yo vuelvo siempre a guarecerme bajo la maravilla de tus versos, poeta.
ResponderEliminarLorena Tagor